y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Engendrado

Alejandra María Sosa Elízaga*

Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 19

Llama la atención que treinta y nueve veces emplea san Mateo la palabra ‘engendró’ en la genealogía de Jesús que presenta al inicio de su Evangelio, pero ¡ninguna referida a Jesús!

La inicia en Abraham, y de ahí va descendiendo por una larga lista de ancestros de Jesús, diciendo quién engendró a quién, pero cuando llega a José no dice que éste haya engendrado a Jesús, solamente que fue “el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo” (Mt 1, 16).

También san Lucas en la genealogía de Jesús que presenta en su Evangelio, que a diferencia de la de Mateo va ascendiendo a partir de Jesús, no dice que Él fuera hijo de José sino que “se creía que era hijo de José” (Lc 3, 23), es decir que la gente lo consideraba hijo de José, pero no lo era.

¿Por qué en ninguna genealogía se dice que José hubiera engendrado a Jesús?

Porque no lo hizo.

Jesús no fue engendrado por un hombre.

¿Quién lo engendró?

Dios Padre.

Recordemos que en los Evangelios se narra que, cuando Jesús fue bautizado por Juan en el río Jordán, se escuchó la voz de Dios que dijo desde el cielo : “Tú eres Mi Hijo; Yo te he engendrado hoy” (Lc 3, 22).

Queda claro que Jesús fue engendrado por Dios Padre, pero ¿por qué dice que lo engendró ‘hoy’?

Para entenderlo cabe recordar que el ‘hoy’ del Padre no es como el nuestro, no se refiere a un día específico, sino a un presente eterno, a una actualidad que no tiene ayer ni mañana, porque para Dios, que está por encima del tiempo, la eternidad transcurre en un hoy.

Dice san Pedro, citando el Salmo 90,4, que “ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día” (2Pe 3, 8).

Así pues, decir que Jesús fue engendrado por Dios Padre “hoy” no significa que haya empezado existir en el tiempo. El Padre lo ha engendrado eternamente.

En el Credo se afirma que Jesús ha “nacido del Padre antes de todos los siglos” y que es “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero” (ver fichas 16-18).

En el Nuevo Testamento se dice de Jesús que es “igual al Padre” (ver Filp 2,6).

El propio Jesús lo dio a entender cuando dijo: “Todo lo que tiene el Padre es mío” (Jn 16, 15).

Jesús, Hijo eterno del Padre, es Dios, como el Padre es Dios.

Ahora bien, no olvidemos que Jesús no es solamente verdadero Dios, también es verdadero Hombre.

Entonces si como Dios fue engendrado eternamente por el Padre, como Hombre ¿quién lo engendró?

La respuesta es que fue engendrado por Dios, sin participación de ningún hombre, en el seno de María.

Y allí sí, en un tiempo específico.

En el feliz día de la Anunciación, cuando María le dio el ‘sí’ a Dios.

Dice el Papa Benedicto XVI, citando lo declarado en el Concilio de Calcedonia del año 451: “Nuestro Señor Jesucristo fue “engendrado por el Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y...por nosotros y por nuestra salvación, fue engendrado de María Virgen, Madre de Dios, en cuanto a la humanidad”. (Benedicto XVI, Declaración Dominus Iesus #10).

(Continuará, el Credo desglosado en el Año de la fe)

La próxima semana: ‘No creado’  ¡No te lo pierdas!

Reflexiona y comparte:

¿Cuándo fue Jesús engendrado por el Padre?

 

Pregunta del Catecismo:

¿Cómo sabemos que Jesús fue engendrado por el Padre?

Respuesta del Catecismo:

Porque lo dice la Biblia.

“Los evangelios narran en dos momentos solemnes, el Bautismo y la Transfiguración de Cristo, que la voz del Padre lo designa su ‘Hijo amado’. Jesús se designa a Sí mismo como ‘el Hijo Único de Dios’ (Jn 3, 16) y afirma mediante este título su preexistencia eterna.” (CIC #444).

El Salmo 2, 7-8 se refirió proféticamente a Cristo, como consta en Heb 5,5;

Lo dijo el Papa:

“En Jesucristo, el Hijo de Dios, Dios mismo, Dios de Dios, se hizo hombre.

El Padre le dice: “Tu eres mi hijo”.

El eterno hoy de Dios ha descendido en el hoy efímero del mundo, arrastrando nuestro hoy pasajero al hoy perenne de Dios. Dios es tan grande que puede hacerse pequeño. Dios es tan poderoso que puede hacerse inerme y venir a nuestro encuentro como niño indefenso para que podamos amarlo.

Dios es tan bueno que puede renunciar a su esplendor divino y descender a un establo para que podamos encontrarlo y, de este modo, su bondad nos toque, se nos comunique y continúe actuando a través de nosotros.

Esto es la Navidad: “Tu eres mi hijo, hoy yo te he engendrado”.

Dios se ha hecho uno de nosotros para que podamos estar con él, para que podamos llegar a ser semejantes a él.

Ha elegido como signo suyo al Niño en el pesebre: él es así.

De este modo aprendemos a conocerlo.

Y en todo niño resplandece algún destello de aquel “hoy”, de la cercanía de Dios que debemos amar y a la cual hemos de someternos; en todo niño, también en el que aún no ha nacido.”

(Benedicto XVI, Homilía en la Misa de Medianoche de la Solemnidad de la Natividad del Señor, 25 diciembre 2005).

*Publicado el domingo 10 de febrero de 2013 en ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVII, n.833, p.4. También en la pag web de ‘Desde la Fe’ (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx
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