y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Dios verdadero de Dios verdadero

Alejandra María Sosa Elízaga*

Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 18

Cuando una mamá quiere que sus hijos recuerden algo importante, probablemente se los dice varias veces, hasta asegurarse de que han prestado atención y tomado en cuenta sus palabras.

Cuando un maestro quiere que a sus alumnos se les grabe una enseñanza, suele repetírselas y hacer que la repitan hasta memorizarla.

Cabe pensar que por eso la Iglesia, nuestra Madre y Maestra, repite y nos hace repetir en el Credo, dos frases muy parecidas pero en cierto modo distintas, para asegurarse de que asimilemos y proclamemos un concepto fundamental para nuestra fe: la divinidad de Jesucristo, del cual no sólo decimos que es: ‘Dios de Dios’, sino enfatizamos que es ‘Dios verdadero de Dios verdadero’.

Ya reflexionamos sobre el significado de la primera afirmación (ver ficha 16), ahora nos toca considerar qué significa la segunda.

Cabría entenderla en, al menos, tres sentidos:

  1. Como una reafirmación en la divinidad de Cristo.
    Hay cristianos que por querer ver a Jesús como alguien muy cercano, se enfocan tanto en Su humanidad, que olvidan que es Dios y llegan a decir que Él no sabía quien era, no hizo milagros, no podía penetrar el pensamiento de otros, no conocía el futuro, incluso llegan a negar que haya resucitado.
    Pero el hecho de que, como dice san Pablo, Cristo haya renunciado a las prerrogativas de Su condición divina para hacerse hombre (ver Flp 2, 6-7), no quiere decir que se hubiera vuelto solo humano.
    Siendo verdadero Dios se hizo verdadero Hombre.
    La Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica muestran claramente que Jesús tenía plena conciencia de Su identidad divina (ver  Jn 6,62; 16,28; CIC #590); hizo milagros (ver Jn 5, 36; CIC #447. 548); penetraba las conciencias (ver Lc 5,22; CIC #473); sabía lo que pasaría (ver Mt 20, 17-19; CIC # 474), y, lo más importante, pues da sentido a nuestra fe en Él: que resucitó (ver  Jn 20; CIC 647).
     
  2. Como una afirmación de que Jesús es el único Dios, el verdadero.
    Hoy como ayer, vivimos en un mundo politeísta.
    La gente sigue toda clase de dioses falsos, desde los de exóticos cultos orientales y los de gurús radiofónicos, televisivos y telefónicos, que aseguran conocer el futuro o la clave de la felicidad, hasta los dioses promovidos por el mundo (el dios dinero, poder, pornografía, consumismo...).
    Y muchos cristianos se dejan seducir por estos falsos dioses.
    Y más que la lectura de la Palabra de Dios, buscan la lectura del café, las cartas, la mano; no consultan al Señor, consultan el horóscopo (¡ay, si vieran qué risa le da a sus autores escribirlo y más que otros lo crean!).
    En medio de tantos dioses falsos, los cristianos afirmamos en el Credo que el único Dios verdadero de Dios verdadero es Jesucristo.
     
  3. Como proclamación de que Jesús es verdadero, en el sentido de Veraz.
    En un mundo en el que mentir se considera aceptable e incluso ‘piadoso’, debido a lo cual hay mucha gente defraudada, sin esperanza, sin saber en quién o en qué creer, afirmamos lo verdadero de Jesucristo, del Único del que se escribió que “no hubo engaño en su boca” (Is 53,9; 1Pe 2,22; Jn 18,37), que en el Apocalipsis es llamado “Testigo Fiel y Veraz” (Ap 1,5; 3,14), que declaró ser “Testigo de la Verdad” (Jn 18, 37), que nos enseñó a decir “sí cuando es sí y no cuando es no” (Mt 5, 37) y, lo más importante: que cuando anunció que daría Su vida por nosotros, para rescatarnos del pecado y de la muerte, y prometió que resucitaría, lo cumplió.

Saber que en el Señor no hay falsedad, nos permite ponernos en Sus manos, sabiendo que no quedaremos defraudados.

(Continuará, el Credo desglosado en el Año de la fe)

La próxima semana: ‘Engendrado, no creado’  ¡No te lo pierdas!

Reflexiona y comparte:

¿Qué implica en tu vida que Jesús sea “Dios verdadero de Dios verdadero”

 

Pregunta del Catecismo:

¿Qué deberes tenemos hacia la verdad?

Respuesta del Catecismo:

“Cada uno tiene el deber de buscar la verdad y adherirse a ella, ordenando la propia vida según las exigencias de la verdad. En Jesucristo, la verdad de Dios se ha manifestado íntegramente. Él es la Verdad.” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica #521)

“Dios es la Verdad misma y como tal ni se engaña ni puede engañar....El Hijo eterno de Dios, sabiduría encarnada, ha sido enviado al mundo ‘para dar testimonio de la Verdad’ (Jn 18, 37)...” (Ídem # 41).

Lo dijo el Papa:

“¡Sed adoradores del único y verdadero Dios, reconociéndole el primer puesto en vuestra existencia!

La idolatría es una tentación constante del hombre.

Desgraciadamente hay gente que busca la solución de los problemas en prácticas religiosas incompatibles con la fe cristiana.

Es fuerte el impulso de creer en los falsos mitos del éxito y del poder; es peligroso abrazar conceptos evanescentes de lo sagrado que presentan a Dios bajo la forma de energía cósmica, o de otras maneras no concordes con la doctrina católica.

¡Jóvenes, no creáis en falaces ilusiones y modas efímeras que no pocas veces dejan un trágico vacío espiritual!

Rechazad las seducciones del dinero, del consumismo y de la violencia solapada que a veces ejercen los medios de comunicación.

La adoración del Dios verdadero constituye un auténtico acto de resistencia contra toda forma de idolatría.

Adorad a Cristo: Él es la Roca sobre la que construir vuestro futuro y un mundo más justo y solidario.”

(Juan Pablo II. Lo escribió en octubre de 2004 para la XX Jornada Mundial de la Juventud en agosto de 2005, a la que deseaba asistir, pero falleció en abril. Se publica ahora, no sólo porque ilumina el tema del Credo reflexionado, sino porque sus palabras, dirigidas a los jóvenes, llegan oportunas y vigentes, en esta semana en que se inaugura la Misión Juvenil 2013 en la Arquidiócesis de México).

*Publicado el domingo 3 de febrero de 2013 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVII, n.832, p.4. 
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx
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