y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Luz de Luz

Alejandra María Sosa Elízaga*

Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 17

¿Te imaginas qué sucedería si en este momento se apagara la luz?

Y no me refiero a uno de esos cortes de energía eléctrica a los que, según donde vivimos, estamos más o menos acostumbrados, sino a que se extinguiera la luz del sol, la de la luna y las estrellas, y que en el mundo nada alumbrara las calles ni las casas, que se quedaran a oscuras las pantallas de cine, de televisión, de las computadoras, los celulares, vamos que no se pudiera prender ni un cerillo, que para dondequiera que voltearas todo estuviera negro, negro, negro.

Nos quedaríamos paralizados, sin atrevernos a movernos por temor de tropezar y caer, y espantados de oír a nuestro alrededor ruidos, gritos, choques, y; como nadie podría ver, nadie podría ser ayudado o ayudar a otros, sería un desastre total.

Volvería a reinar el caos y la confusión que había en el mundo antes de que Dios creara la luz (ver Gen 1, 2).

No sobreviviríamos sumidos en la tiniebla.

Considerar esto nos permite apreciar lo que significa que Jesús haya dicho de Sí mismo: “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12).

Primero cabe aclarar que no lo dijo porque Él sea una especie de ‘energía luminosa’, como algunos ‘gurús’ supuestamente ‘iluminados’ se empeñan en afirmar; lo dijo para significar que así como la luz en este mundo nos es indispensable para vivir, movernos libremente, ver por dónde vamos, no tropezar, caer o extraviarnos; reconocer a los demás, disfrutar lo que nos rodea, etc. así también nos es indispensable la luz de Cristo para tener vida, liberarnos de las ataduras del pecado, descubrir en los demás el rostro del hermano, caminar seguros hacia el Padre.

Esto se expresa bellamente al inicio de la Vigilia Pascual, cuando se apagan todas las luces del templo, quedamos sumidos en la oscuridad, y en eso entra encendido el cirio pascual, que representa a Cristo, el sacerdote canta tres veces: ‘¡Cristo, luz del mundo!’ y tres veces respondemos: ‘¡Demos gracias a Dios!’, y vemos cómo la sola llama de ese cirio es capaz de romper la más densa oscuridad, y además se va comunicando hasta que de pronto lo que antes estaba negro, resplandece.

¡Vaya que damos gracias a Dios!, por la luz de Cristo, que nos rescata de la negrura que nos envuelve y paraliza: la del mal, la del miedo, la del sufrimiento, la de la angustia y la desesperanza, la de la muerte.
 
Se comprende que en el Credo proclamemos gozosos que Jesucristo es Luz.

Lo que tal vez no quede tan claro es por qué afirmamos que es ‘Luz de Luz’. ¿Qué significa esto?

Que la Luz de Jesús es la Luz de Dios, en el que “no hay tiniebla” (1Jn 1,5).

Hay quien tiene la idea errónea de que el mundo está regido por una dualidad, que hay dos fuerzas antagónicas igualmente poderosas, la del bien y la del mal, que al poder bueno de Dios se contrapone el poder malo de Satanás, que al poder de la luz se opone el poder de las tinieblas.

Es una teoría no cristiana que lleva a quien la acepta a vivir en la permanente inseguridad de no saber cuál de ambas fuerzas, que supuestamente son igualmente potentes, triunfará.

Pero es una idea falsa.

El mal, el maligno, es una criatura; tiene poder limitado y sus días están contados.

En el Credo proclamamos, porque así lo ha revelado Dios, que sólo Él tiene el poder, que no hay otro ‘dios’ ni nada o nadie igual a Él que se le pueda oponer.

Y que tenemos la seguridad de que no hay oscuridad que se resista a la Luz de Cristo; que no hay tiniebla que la pueda vencer (ver Jn 1,5).

(Continuará, el Credo desglosado en el Año de la fe)

La próxima semana: ‘Dios verdadero de Dios verdadero’  ¡No te lo pierdas!

Reflexiona y comparte:

¿De qué manera percibes y celebras en tu vida que Jesucristo es ‘Luz de Luz’?

Pregunta del Catecismo:

¿Cómo participamos los bautizados de de la Luz de Cristo?

Respuesta del Catecismo:

Cuando recibimos “en el Bautismo al Verbo, la ‘luz verdadera que ilumina a todo hombre (Jn 1, 9), el bautizado, ‘tras haber sido iluminado’, se convierte en ‘hijo de la luz’, y en ‘luz’ él mismo (Ef 5, 8)...” 
(Catecismo de la Iglesia Católica, #1216)

Lo dijo el Papa:

“Queridos amigos, ‘Yo soy la luz del mundo – vosotros sois la luz del mundo’, dice el Señor. Es algo misterioso y grandioso que Jesús diga lo mismo de Sí y de nosotros... Si creemos que Él es el Hijo de Dios, que ha sanado enfermos y resucitado muertos; más aún, que ha resucitado y vive verdaderamente, entonces comprendemos que Él es la luz, la fuente de todas las luces de este mundo. Nosotros, en cambio, experimentamos una y otra vez el fracaso de nuestros esfuerzos...

Queridos amigos, Cristo no se interesa tanto por las veces que flaqueamos o caemos en la vida, sino por las veces que nosotros, con Su ayuda, nos levantamos. No exige acciones extraordinarias, pero quiere que Su luz brille en vosotros. No os llama porque sois buenos y perfectos, sino porque Él es bueno y quiere haceros amigos Suyos. Sí, vosotros sois la luz del mundo, porque Jesús es vuestra luz...

Una vela puede dar luz solamente si la llama la consume... Permitid que Cristo arda en vosotros, aun cuando ello implique a veces sacrificio y renuncia...

Tened la valentía de usar vuestros talentos y dones al servicio del Reino de Dios y de entregaros vosotros mismos, como la cera de la vela, para que el Señor ilumine la oscuridad a través de vosotros. Tened la osadía de ser santos brillantes, en cuyos ojos y corazones resplandezca el amor de Cristo, llevando así la luz al mundo.”

(del discurso que pronunció el Papa Benedicto XVI el 24 de septiembre de 2011 en Friburgo de Brisgovia, Alemania).

*Publicado el domingo 27 de enero de 2013 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVII, n.831, p.4. 
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx
Conoce los libros y cursos de Biblia gratuitos de esta autora, y su ingenioso juego de mesa 'Cambalacho' aquí en www.ediciones72.com