y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Dios de Dios

Alejandra María Sosa Elízaga*

Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 16

Quedó claro que nadie tenía ni idea de quién era.

Cuando Jesús preguntó a Sus discípulos qué decía la gente acerca de Él, respondieron que unos decían que era Juan el Bautista, otros que era Elías, otros que Jeremías o algún profeta resucitado (ver Mt 16, 14).

Es que cuando cada uno elucubra lo que se le ocurre, puede llegar a las conclusiones más descabelladas.

Para conocer la verdad es indispensable contar con una fuente confiable de información.

En ese sentido, resulta muy significativo que cuando Jesús les preguntó a Sus apóstoles quién decían ellos que era Él, y Simón Pedro atinó a dar la respuesta correcta: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16), Jesús lo llamó bienaventurado porque esa respuesta no la sabía por sí mismo, sino que se la había revelado Dios Padre, y a continuación lo nombró Pedro, la piedra sobre la que edificaría Su Iglesia (ver Mt 16, 18).

Jesús fundó la Iglesia en ese momento, y cabe suponer que una de las razones por las que lo hizo fue porque quiso dejar en el mundo una autoridad competente, una fuente fidedigna de información sobre Él, una institución establecida por Él, que ante la diversidad de conceptos de la gente, pudiera, bajo la guía del Espíritu Santo, dar una sólida directriz, dirimir las diferencias, señalar el camino correcto, revelar la única verdad.

Gracias a ello, cuando a lo largo de los siglos han surgido doctrinas contrarias a la verdad revelada por Cristo, la Iglesia ha podido refutarlas.

Tenemos como muestra el Credo.

Definido a lo largo de varios Concilios, entre sus objetivos estaba no sólo proporcionar a los creyentes un conjunto de verdades básicas que expresaran su fe, sino también elementos para contrarrestar las ideas erróneas que pudieran ocurrírsele a la gente.

Por ejemplo, la frase del Credo que nos ocupa hoy surgió cuando comenzó a difundirse una herejía de Arrio (256-336), sacerdote de Alejandría que decía que Jesucristo no era Dios pues Dios lo creó de la nada. Como respuesta, en el Concilio de Nicea (año 325) se definió que Jesucristo es “Dios de Dios”.

¿En qué se basa dicha afirmación?

En la Sagrada Escritura. El propio Jesús reveló que Él era Dios y que venía de Dios (ver Jn 7, 29; 10,30).

De hecho la acusación que le hicieron para condenarlo a muerte fue que decía ser igual a Dios (ver Jn 10, 31-33; Mt 26, 63-66).

También en los Evangelios se narra que Jesús realizó acciones que sólo Dios puede hacer, como calmar tempestades (ver Mc 4, 39), sanar incurables (ver Mc 1, 40-42), revivir muertos (ver Lc 7, 14-15), perdonar pecados (ver Mt 9,2) y, desde luego, la mayor de todas, la que da sentido a nuestra fe en Él: resucitar de entre los muertos (ver Jn 20).

La divinidad de Jesús constituyó el centro de la proclamación de los apóstoles (ver Hch 2,14-36; 7,5-56), y es el tema de incontables textos del Nuevo Testamento (ver, por ejemplo, Flp 2,5-11; Heb 4,14;2Pe 1,1).

A los que ayer consideraban a Jesús un simple profeta, y a los que hoy dicen que fue solamente un gran pensador, un líder religioso, un ángel o incluso una criatura de otro planeta (¡qué disparates imagina la gente!), la Iglesia ofrece una sola respuesta.

Y no es inventada por ella.

Así como Pedro supo dar la respuesta correcta, no por sí mismo sino porque se la reveló Dios Padre, la Iglesia sabe la verdad porque se la ha revelado el Espíritu Santo que Jesús le prometió y le envió para guiarla (ver Jn 14, 16-17.26; 16,13).

¿Cuál es esa respuesta?

Que Jesucristo es Dios, que proviene de Dios, y que al hacerse hombre no perdió Su divinidad, sino que en Su Persona conviven dos naturalezas: la divina y la humana.

(Continuará, el Credo desglosado en el Año de la fe)

La próxima semana: ‘Luz de Luz’  ¡No te lo pierdas!

Reflexiona y comparte:

¿Qué significa que Jesús sea ‘Dios de Dios’?

Pregunta del Catecismo:

¿Jesús es Dios y hombre?

Respuesta del Catecismo:

“Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero Hombre. Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y eso sin dejar de ser Dios, nuestro Señor.

‘Sin dejar de ser lo que era ha asumido lo que no era’, canta la liturgia romana...”

(Catecismo de la Iglesia Católica # 469)

Lo dijo el Papa:

“La pregunta de hoy es ¿de dónde viene Jesús? Sus contemporáneos creían saberlo en cuanto conocían su familia y su pueblo. Él les alerta que su origen es otro, pues viene del Padre.

La respuesta la podemos encontrar en las palabras del ángel Gabriel en la Anunciación: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios” (Papa Benedicto XVI, Audiencia del 2 de enero de 2013).

*Publicado el domingo 20 de enero de 2013 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVII, n.830, p.4. 
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx
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