y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Creo

Alejandra María Sosa Elízaga*

Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 6

En el lenguaje cotidiano decir ‘creo’ expresa cierta duda. Si dices: ‘creo que la fiesta es hoy’, te pueden preguntar: ‘¿crees o estás seguro?’

Ni siquiera puedes decir de alguna persona, institución o causa: ‘creo en ella’, con la total certeza de que nunca te decepcionará.

Es que lo que se cree con relación a este mundo tiene siempre un tinte de inseguridad.

Mi papá, qepd, solía recitar un famoso versito de Campoamor:

‘En este mundo traidor, 
nada es verdad ni es mentira, 
todo es según el color 
del cristal con que se mira’.

En otras palabras, todo aquello en lo que puedes creer en este mundo, depende de seres humanos y por ello es subjetivo, inestable, frágil, sujeto a cambio y error.

En estos tiempos en que se vive lo que el Papa Benedicto XVI llama la ‘dictadura del relativismo’, y se considera ‘de gran altura intelectual’ y ‘políticamente correcto’ que cada persona tenga ‘su propia verdad’ y no pretenda ‘imponérsela’ a nadie, he tenido oportunidad de charlar con personas no creyentes, muchas de las cuales se ufanan de no creer en ningún ‘dogma’ o ‘verdad de fe’, como si ello las elevara por encima del común de los mortales, siendo que en realidad las hunde en las arenas movedizas de la incertidumbre.

Afirman haberse ‘liberado’ de lo que consideran inadmisible ‘imposición’; no se dan cuenta de que semejante ‘liberación’ las ha vuelto como barcos que navegan sin un rumbo y sin un ancla que les permita atracar en puerto seguro.

Y es que quien solamente tiene su fe puesta en este cambiante mundo, termina por dudar de todo, desconfiar de todo, quedarse siempre a la deriva sin alcanzar jamás la tierra firme.

Qué diferencia cuando tienes tu fe sólidamente cimentada en Dios y en lo que Él ha revelado.

Puedes tener la certeza de que no quedarás defraudado y pronunciar con convicción la primera palabra del Credo:

‘Creo’.

Cuando dices ‘creo’ expresas que aunque no lo veas, sabes que hay una realidad más allá de la de este mundo, y no te conformas con creer sólo lo que ven tus ojos.

Si dices ‘creo’ afirmas no sólo que crees que Dios existe, como podrías creer que existe Marte, sin que ello te afecte, sino que crees que Dios está presente e interviene en tu vida, y eso lo cambia todo.

Decir ‘creo’ te compromete a responder a Su presencia viviendo como creyente.

Significa que tu fe determina tus decisiones, desde a qué te dedicas, cómo pasas tu tiempo libre o en qué gastas tu dinero, hasta cómo hablas de otros, cómo respondes al que te ofende, cómo enfrentas la injusticia, la adversidad, la muerte de seres queridos; cómo reaccionas ante la necesidad ajena...

Cuando dices ‘creo’ reconoces que formas parte de la familia de los hijos de Dios, que creen lo mismo que tú.

Como dice un bello himno de la Liturgia de las Horas:

"Allí donde va un cristiano
no hay soledad sino amor, 
pues lleva toda la Iglesia 
dentro de su corazón, 
y dice siempre ‘nosotros’ 
incluso si dice ‘yo’..."

Cuando proclamas el Credo en Misa, en medio de otros que lo proclaman también, sabes que estás entre hermanos que comparten tu misma fe y, como tú, procuran vivir cumpliendo la voluntad de Dios.

Y algo que cabe considerar en este Año de la fe en que estamos invitados a evangelizar: cuando dices ‘creo’ te diferencias de quienes no creen que existe Dios, de quienes no hallan sentido a su existencia y piensan que cuando ésta termine todo se va a acabar.

Tu firme fe te convierte en testigo, que de palabra y obra puede interpelar su incredulidad, y contribuir a sembrar en ésta una duda que la empiece a resquebrajar...  (Continuará...)

Reflexiona y comparte:

A ti, ¿a qué te compromete decir la primera palabra del Credo’?

 

Pregunta del Catecismo:

¿En qué se diferencia la fe en una persona humana de la fe en Dios?

Respuesta del Catecismo:

Que la fe en una persona humana defrauda y la fe en Dios no. “Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente lo que Él dice. Sería vano y errado poner una fe semejante en una criatura” (CIC # 150).

Lo dijo el Papa:

"El hombre tiende por inercia natural a lo visible, a lo que puede coger con la mano, a lo que puede comprender como propio. Ha de dar un cambio interior para ver cómo descuida su verdadero ser al dejarse llevar por esa inercia natural. Ha de dar un cambio para darse cuenta de lo ciego que es al fiarse solamente de lo que pueden ver sus ojos. Sin este cambio de la existencia, sin oponerse a la inercia natural, no hay fe. Sí, la fe es la conversión en la que el hombre se da cuenta de que va detrás de una ilusión al entregarse a lo visible... sólo en una conversión prolongada a lo largo de toda nuestra vida podemos percatarnos de lo que significa la frase 'yo creo'..." 
(Ratzinger, Joseph, 'Introducción al Cristianismo').

*Publicado el domingo 11 de noviembre de 2012 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVI, n.820, p. 4. 
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx). 
Conoce los libros y cursos de Biblia de esta autora y su ingenioso juego de mesa 'Cambalacho', aquí en www.ediciones72.com