y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Y por obra del Espíritu Santo

Alejandra María Sosa Elízaga*

Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 26

La primera intervención que conocemos de Él es impactante.

Aleteaba sobre las aguas antes de la creación del mundo, cuando todo era caos y confusión (ver Gen 1,2).

También resulta impresionante cómo intervino a lo largo de la historia de Israel.

Fue Él quien inspiró a Moisés y a otros líderes y profetas a comunicar la Palabra de Dios, interpretar Su Ley, guiar y defender al pueblo elegido.

Una y otra vez a lo largo del Antiguo Testamento dice: ‘y el Espíritu de Dios vino sobre...’ alguien a quien el Señor le encomendó realizar alguna tarea para bien de su gente.

Es, pues, significativo que cuando en el Credo proclamamos que por nosotros, por nuestra salvación, Jesucristo bajó del cielo, se mencione la intervención del Espíritu Santo.

El mismo Espíritu Santo que intervino en la creación del mundo, interviene ahora, porque la venida de Jesús al mundo anuncia una nueva creación.

El mismo Espíritu Santo que inspiró a los que anunciaban la Palabra de Dios, interviene ahora, porque Jesús es el Verbo (ver Jn 1,1), la Palabra definitiva del Padre (ver Heb 1, 1-4).

El mismo Espíritu Santo que suscitó líderes que guiaran al pueblo a lo largo de su historia, interviene ahora porque Jesús es el enviado de Dios que guiará a Su pueblo en su camino de la esclavitud a la libertad, de la oscuridad del pecado y de la muerte hacia la luz de la salvación definitiva.

Por medio de Su acción creadora, renovadora, iluminadora, liberadora, el Espíritu Santo participa en la realización del plan de salvación, que Jesús vino a cumplir, por el cual bajó del cielo enviado por el Padre.

¿Qué significa esto para nosotros?

Que así como intervino entonces, sigue interviniendo ahora, obrando en nuestra vida, para que se cumpla en nosotros el plan de salvación del Padre.

Por obra del Espíritu Santo que participó en la creación del mundo, que ordenó el caos, podemos ser, en Cristo, criaturas nuevas, dejar atrás lo pasado, el pecado, la oscuridad, la desesperanza, el caos en nuestra vida, y reordenarla, reorientarla hacia Dios.

Dice san Pablo: “El que está en Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.” (2Cor 5, 17).

Por obra del Espíritu Santo podemos abrir el entendimiento para acoger al Verbo, para recibir la Palabra de Dios y dejar que sea lámpara para nuestros pasos.

Por obra del Espíritu Santo, podemos comprender que Jesús es el Señor (ver 1 Cor 12,3), que por Su infinita misericordia quiso venir a salvarnos; descubrirlo presente en nuestra vida, acoger Su proyecto amoroso en nuestro corazón y seguirlo, dóciles, en el camino hacia la salvación.

(Continuará...’El Credo desglosado en el Año de la fe’)

La próxima semana: ‘se encarnó de María la Virgen’

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Reflexiona y comparte:

¿De qué manera obra el Espíritu Santo en la historia y en tu propia vida?

 

Pregunta del Catecismo:

¿Por qué cuando en el Credo se afirma que Jesucristo bajó del cielo para nuestra salvación, se menciona al Espíritu Santo?

Respuesta del Catecismo:

Porque “desde el comienzo y hasta la consumación de los tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía siempre a su Espíritu: la misión de ambos es conjunta e inseparable.” (CIC 743).

Lo dijo el Papa:

"Ésta es la acción del Espíritu Santo: nos trae la novedad de Dios; viene a nosotros y hace nuevas todas las cosas, nos cambia. ¡El Espíritu nos cambia!...

Veis, la novedad de Dios no se asemeja a las novedades mundanas, que son todas provisionales, pasan y siempre se busca algo más.

La novedad que Dios ofrece a nuestra vida es definitiva, y no sólo en el futuro, cuando estaremos con Él, sino también ahora: Dios está haciendo todo nuevo, el Espíritu Santo nos transforma verdaderamente y quiere transformar, contando con nosotros, el mundo en que vivimos.

Abramos la puerta al Espíritu, dejemos que Él nos guíe, dejemos que la acción continua de Dios nos haga hombres y mujeres nuevos, animados por el amor de Dios, que el Espíritu Santo nos concede.

Qué hermoso si cada noche, pudiésemos decir: hoy en la escuela, en casa, en el trabajo, guiado por Dios, he realizado un gesto de amor hacia un compañero, mis padres, un anciano. ¡Qué hermoso!"

(Papa Francisco, homilía pronunciada el 28 de abril de 2013).

*Publicado el domingo 12 de mayo de 2013 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVII, n.845, p.4. 
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx
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