y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

¡Incomparable!

Alejandra María Sosa Elízaga*

¡Incomparable!

¿Te han dicho alguna vez que deberías ser como alguien más que en cierto aspecto es supuestamente mejor que tú?

Es una locura y una injusticia pretender comparar a dos seres humanos, para exigir a uno que deje de ser como es y se vuelva como el otro, Una exigencia imposible que sólo provocará, en una y otra parte, frustración y desesperanza.

Dios nos creó únicos e irrepetibles. Decía Carlo Acutis que todos nacemos como originales, pero muchos terminan como fotocopias. ¿Por qué? Tal vez porque fueron comparados y tristemente se dejaron influenciar por esa comparación.

¿A qué se debe esta reflexión? A que al momento de escribir esto, faltan todavía unos días para el Cónclave en el que será elegido el nuevo Papa. Y cabe advertir oportunamente que no caigamos en la tentación de compararlo con sus predecesores, una equivocación que mucha gente suele cometer.

Cuando fue elegido san Juan Pablo Magno, muchos consideraban que no tenía la simpatía de Juan Pablo I. ¡Pero pronto quedaron sin palabras ante su arrollador carisma y su infatigable cercanía!

Cuando fue elegido el Papa Benedicto, había quienes lo descalificaban por su aspecto adusto y su sonrisa tímida. ¡Pero pronto los conquistó su caridad y la increíble profundidad de su doctrina!

Al Papa Francisco le criticaban sus expresiones coloquiales. ¡Pero fue así como sembró en muchos corazones enseñanzas memorables!

Al nuevo Papa hay que permitirle sorprendernos con su singularidad. Que los avinagrados que siempre tienen algo malo que decir le den la oportunidad de demostrar su personalidad, la razón por la que el Espíritu Santo lo puso al frente de la Iglesia, y todos aceptemos su invitación a caminar con él hacia la santidad.

Publicado el domingo 4 de mayo de 2025 en la revista 'Desde la Fe', de la Arquidiócesis de México, y en la pag web y de facebook de Ediciones 72