Misericordia infinita
Alejandra María Sosa Elízaga*

“Es el amor que menos se merece cuando más se necesita.”
Esta definición de lo que es la misericordia divina, se la oí a los padres Mike Schmitz y Mark Toups, es cortita y sencilla, pero certera, porque expresa el sentido profundo de lo que es la misericordia, palabra compuesta por dos términos: miser y cordis (misericordia y corazón), y significa poner el corazón en la miseria, es decir, compadecerse de las miserias ajenas, de los defectos y pecados que hacen que alguien parezca indigno de ser amado, y amarle no sólo a pesar de sus miserias, sino por ellas. Ello no significa aprobarlas, sino amar, es decir, desear y procurar el bien de alguien, tal como es.
Es muy difícil amar así. Pero es la manera como Dios ama y nos pide que amemos.
Este Segundo Domingo de Pascua es la Fiesta de la Divina Misericordia, instituida por san Juan Pablo Magno en el año 2000, cuando canonizó a santa Faustina Kowalska, religiosa polaca a la que Jesús se le apareció y le pidió que diera a conocer Su misericordia. Conviene que tengamos presente dos cosas:
1. Que Jesús le reveló que quien en este día se confiese, comulgue, y se acoja a Su misericordia, recibirá el perdón total de sus pecados y culpas, como en el Bautismo.
2. Que Jesús le dictó una breve oración: la ‘Coronilla de la Divina Misericordia’ y prometió que tendrá misericordia de quien la rece, y que cuando se rece junto a un moribundo, Él recibirá su alma no como justo Juez, sino como misericordioso Salvador. Recuerda siempre esto, y si sabes de alguien que está en agonía, reza o pide a quien esté con esa persona, que rece la Coronilla: bit.l/1WvcsqS
Son dos regalazos que nos da el Señor. ¡Vale la pena aprovecharlos!