y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Perdónanos, Señor, por 'indepenizarnos'

Alejandra María Sosa Elízaga*

Perdónanos, Señor, por 'indepenizarnos'

Esta semana México celebra su independencia y el ambiente es festivo sólo superficialmente, porque hay demasiada pobreza, injusticia, inseguridad y violencia, y eso nos entristece y nos mueve a preguntarnos a qué se debe que cada vez estemos peor y no mejor.

Sólo hay una respuesta: llevamos demasiado lejos nuestro afán de independizarnos, y nos independizamos ¡de Dios! Y estamos padeciendo lo que ello provocó.

Aprovechemos este ‘mes de la patria’, para pedirle por ella Su perdón y Su ayuda.

Señor:

En este mes en que festejamos nuestra independencia civil, queremos pedirte perdón por nuestra tonta pretensión de independizarnos de Ti.

Perdónanos, Señor, por independizarnos de Ti en la política. Quienes tienen poder ignoran Tus mandamientos y mienten, roban, matan. Nos oprimen y se hacen llamar benefactores. Viven en la incoherencia, hablan de paz pero promueven la violencia, simulan ayudar pero buscan sólo lucrar y dominar.

Ayúdanos a regresar a Ti e imitarte en hacer siempre el bien; buscar servir, no ser servidos, y edificar entre todos Tu Reino con verdadera  humildad, justicia y caridad.

Perdónanos, Señor, por independizarnos de Ti en la economía, y haber hecho del dinero nuestra meta, afanarnos por obtenerlo como sea y sólo para nuestro propio beneficio. Olvidamos que somos administradores y no dueños, y que un día nos pedirás cuentas y pagaremos caro no compartir ni distribuir la riqueza y habernos acostumbrado a que millones de compatriotas nuestros vivan en la pobreza.

Ayúdanos a regresar a Ti, a poner nuestra mirada no en los bienes pasajeros sino en los del Cielo, acumular allí un tesoro con nuestras obras buenas, y nunca olvidar que de nada nos sirve ganar el mundo entero si perdemos la vida eterna.

 

Perdónanos, Señor, por independizarnos de Ti en la educación, y no permitir que se hable de Ti en las escuelas ni en las universidades, y enseñar a nuestros niños y jóvenes a confiar sólo en lo que ven, a valorar sólo lo material, a creer que la ciencia es la única manera de conocer la realidad, y exponerlos a una formación sin fe y sin moral que no responde a su más honda inquietud existencial y los deja vulnerables para ceder a la tentación de evadirse en la adicción, caer en la delincuencia o atentar contra su vida.

Ayúdanos a regresar a Ti, Luz del mundo, porque sólo Tú puedes romper la tiniebla de nuestra ignorancia, Maestro que tienes todas las respuestas para que le hallemos sentido a la existencia.

Perdónanos, Señor, por independizarnos de Ti en la salud, y no imitar Tu compasión por los más vulnerables y los que sufren; atrevemos a considerar saludable y seguro el matar a un no nacido, y piadoso y digno apresurar la muerte de quien nos conviene descartar para no tener que atenderle en su ancianidad o enfermedad. Perdona que rechacemos la identidad que nos regalas y pretendamos ser nosotros los que la determinemos.

Ayúdanos a regresar a Ti, Señor de la Vida, y a saberla valorar como don Tuyo inmerecido que debemos siempre respetar.

Perdónanos, Señor, por habernos independizado de Ti en la cultura y por dejarnos influir por los medios de comunicación, ciegos que guían a otros ciegos, y permitir que impere el relativismo y la falta de fe; que se ridiculicen, ataquen y persigan los valores cristianos; que se nos proponga como bueno lo malo y viceversa; y se nos convenza de que no te necesitamos.

Ayúdanos a regresar a Ti, Camino, Verdad y Vida, rescátanos de nuestros extravíos y líbranos de vivir en la cultura de la muerte y la mentira.

Perdónanos, Señor, por habernos independizado de Ti en la familia, y permitir que reine en ella la envidia, la división, la falta de perdón. Perdónanos por no rezar unidos; no leer Tu Palabra; no ir a Misa; no prepararnos para conocer y defender nuestra fe, y por eso con cualquier pretexto, alejarnos de Ti y de Tu Iglesia.

Ayúdanos, a regresar a Ti y a no alejarnos nunca más. Que nuestra Madre Santa María de Guadalupe nos sostenga entre sus brazos y nos enseñe a gozarnos en depender de Ti y a decirte en todo siempre sí.

Publicado el domingo 11 de septiembre de 2022 en la revista digital 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, y en la pag web y de facebook de Ediciones 72